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¿Cuántas
especies de pinos existen en México? Esta cifra aún
es objeto de discusión taxonómica. Algunos autores
aseguran que suman unas 50, otros en cambio elevan la cifra de
especies y subespecies hasta más de 70, pero hay algo
que sí es evidente para todos los botánicos: México
es el mayor centro de diversidad mundial del género Pinus.
Los pinos mexicanos crecen generalmente
en las regiones montañosas, entre los 1500 y 3000 metros
de altitud. Junto con otros árboles como los oyameles,
los encinos y los cipreses, forman los llamados bosques de coníferas,
que cubren alrededor de 17 millones de hectáreas del territorio
nacional, es decir, 34% de la superficie arbolada del país.
Desde la época de la conquista han
sido afectados los bosques de pinos, pues los suelos en que prosperan
se han usado para otros fines como la agricultura, la ganadería
y los asentamientos humanos; además de que los incendios,
las plagas, y las talas indiscriminadas han acabado con muchos
de ellos. En algunos casos, sin embargo, la propia explotación
forestal ha ayudado a la supervivencia de estos bosques, ya que
ha dado pie a su reforestación para seguirlos aprovechando.
La explotación de los pinos produce grandes beneficios
económicos. Según el Inventario Nacional Forestal
Periódico de la SARH (1994) "...más de 60%
de las especies de pino tienen importancia comercial y 80% de
los productos forestales del país se obtienen de los bosques
de pino-encino".
Tanto los pinos duros del subgrupo Diploxylon,
como los pinos blandos del subgrupo Haploxylon, tienen múltiples
usos. La madera de los pinos blandos es fácil de trabajar,
por lo que se utiliza para la manufactura de muebles, viviendas,
y cajas para embalar productos agrícolas (aguacates, melones,
uvas). De los pinos duros, más resinosos, se extrae precisamente
la resina, que se procesa para obtener brea, aguarrás
y aceites. En 1993 la producción mexicana de resina fue
de 31 034 toneladas, mientras que el promedio nacional de los
últimos 17 años ha casi alcanzado las 40 000 toneladas,
95% de las cuales se extrajeron en Michoacán.
Los pinos también se emplean como
leña, en la producción de carbón, y para
la obtención de celulosa con la que se fabrica papel.
La corteza sirve para hacer composta que se añade como
fertilizante natural a los suelos. Las semillas de los pinos
piñoneros, es decir los piñones, son comestibles
y se usan en muchos platillos típicos mexicanos y en confitería,
y alcanzan precios realmente elevados. Por otra parte todos los
procesos productivos de aprovechamiento de los pinares son una
fuente importante de trabajo.
Sobre el tema del aprovechamiento de los
bosques nos comenta el doctor Gerardo Segura, secretario técnico
del Consejo Técnico Consultivo Nacional Forestal: "El
enfoque tradicional de los procesos productivos forestales ha
sido siempre garantizar el rendimiento sostenido de los productos
maderables, sin tener en cuenta la biodiversidad, la recarga
de los acuíferos, el reservorio de carbono, el suelo,
etc. Ahora se habla de un desarrollo sustentable que asegure
la permanencia de todos los bienes y servicios que ofrecen los
ecosistemas forestales a la sociedad. El sector forestal nunca
ha sido una prioridad, por lo que es necesario implementar una
política sólida para el futuro."
Entre las especies de pinos más
comunes en México se cuentan Pinus oocarpa, Pinus pseudostrobus,
Pinus montezumae, Pinus michoacana, Pinus engelmannii, Pinus
durangensis, etc. Y de las especies más raras mencionaremos,
entre otras, el Pinus rzedowskii, que tiene características
intermedias entre los pinos duros y los pinos blandos, lo cual
podría dar algunas respuestas interesantes a los estudios
sobre la evolución del género.
Algunos autores consideran que existen
35 especies endémicas de México del género
Pinus. Muchas de estas especies endémicas, que aún
no han sido estudiadas, pueden tener adaptaciones que les permiten
resistir el fuego, los cambios climáticos, y las plagas.
La utilización de estas características genéticas
constituye un campo de investigación aún abierto.
Sin embargo, alrededor de 10 especies de pinos mexicanos están
en peligro de extinción. Sobre este asunto nos explica
la Dra. Elena Alvarez-Buylla Roces, del Centro de Ecología
de la UNAM y responsable del proyecto Distribución, estructura
poblacional y variación genética de algunas especies
de pinos en peligro de extinción en México, apoyado
por CONABIO, lo siguiente:
"Sería importante, incluso
económicamente, crear un banco de germoplasma como fuente
de semillas de pino para el mundo. Es necesario fomentar el uso
de especies nativas para la reforestación, así
como explotar la riqueza de la capacidad de adaptación
de la gran diversidad de especies de pinos, y mantener la variabilidad
genética de las plantaciones. La conservación de
nuestras especies de pinos representa la posibilidad de obtener
en el futuro híbridos de valor económico. Sería
útil realizar programas de producción masiva de
pinos -procedentes de diferentes ambientes- destinados a la restauración
y conservación de los bosques naturales.
También deberían implementarse programas de manejo
sustentable, para incorporar el conocimiento autóctono
acerca del potencial reproductivo, y del uso de especies de pino
poco conocidas o aún sin descubrir y describir."
El maestro en ciencias Octaviano Lemus,
reflexiona también sobre el tema de las especies en peligro
de extinción:
"Es posible recuperar áreas
donde existen especies en peligro de extinción mediante
la estrategia de la regeneración natural. Esto puede efectuarse
con trabajos relativamente sencillos, como colocar cercas en
las áreas boscosas seleccionadas para protegerlas del
pastoreo y de la tala irregular, llevar allí adelante
un control de incendios, realizar podas adecuadas y eliminar
especies invasoras o árboles indeseables."
Hasta el presente quedan muchas incógnitas
sobre el género Pinus, sin embargo no hay duda que para
entender los misterios de su evolución será necesario
conocer a fondo las especies mexicanas. Más de 50% de
las 90 a 120 especies de pinos que existen en el mundo habitan
en nuestro país, lo que nos hace poseer el récord
mundial de su diversidad. Un lugar tan distinguido bien merece
respeto. ¿Existirá mejor homenaje que tratar de
mantenerlo?
LA EXPERIENCIA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA
DE NUEVO SAN JUAN
En la zona boscosa centro-occidental de
Michoacán, en la región purépecha, se encuentra
la comunidad indígena Nuevo San Juan Parangaricutiro.
Durante la erupción del volcán Paricutín,
en 1943, el viejo pueblo cabecera de la comunidad quedó
enterrado bajo la lava volcánica, pero sus pobladores
no tardaron mucho en fundar uno nuevo, que creció y que
actualmente recibe durante todo el año a muchos visitantes
que llegan a ver la famosa iglesia de Nuestro Señor de
los Milagros, y la importante empresa de aprovechamiento forestal
que desde 1982 se ha desarrollado en la región.
La comunidad, de 9 765 habitantes, abarca
una superficie de más de 18 000 hectáreas, de las
cuales alrededor de 6 000 tienen un uso agropecuario y 11 000
son terrenos forestales. Durante muchos años sus bosques
de pinos, oyameles y encinos se aprovecharon de manera desordenada
para construir casas, obtener combustible, vender madera en rollo,
etc. Hace apenas 13 años la comunidad estableció
su primer aserradero, y puede decirse que ese fue el inicio de
la planta industrial que hoy día da el sustento a la mayoría
de las 1229 familias de comuneros, poseedores de los bosques
de la comunidad.
La comunidad aplica métodos de desarrollo
silvícola, que han permitido la conservación y
el paulatino mejoramiento de las masas forestales. El método
aplicado en parte de su territorio consiste en extraer los árboles
ya aprovechables, pero cuidando conservar como reproductores
los mejores ejemplares para garantizar la propagación
de semillas con buenas condiciones maderables y resineras. Durante
esta década se ha desarrollado un programa de plantaciones
intensivas, que permite al cabo de los diez años cortar
cierta cantidad de árboles para obtener celulosa; y al
cabo de 20 años realizar el primer corte de árboles
para aserrarlos. Se considera que el mayor rendimiento maderable
de estos árboles se alcanza 50 años después
de su plantación. Algunos técnicos de la comunidad
aseguran que en las primeras etapas de la plantación forestal
se podría combinar la siembra de pinos con otros cultivos,
como por ejemplo pastizales para promover una ganadería
de bajo impacto en el bosque, así mismo serviría
para reducir la erosión en áreas donde se ha trabajado
intensamente con fines agropecuarios.
En San Juan Nuevo, como se llama con frecuencia
a esta comunidad, gran parte de la reproducción de los
pinares se da de manera natural, aunque poseen viveros para la
reforestación. En los últimos cinco años,
a partir del trabajo realizado en la recolección y siembra
de semillas, se han establecido 1 300 hectáreas de bosque.
Para agregarle valor a la madera que obtienen
de sus bosques, la comunidad posee un aserradero, hornos de secado,
planta procesadora de resina, tornos y una fábrica de
muebles. La fábrica de muebles produce, entre otros objetos,
mesas de alacena, muebles para hornos de microondas, mesas de
chef y mesas de servicio, que venden a las grandes tiendas de
ciudades como Guadalajara y la Ciudad de México. Las intenciones
de los gerentes de la fábrica son incrementar la producción.
La venta de madera en tablas es la de mayor
volumen e ingresos para la empresa. En el aserradero se convierten
los troncos en tablones de diferentes tamaños, se separa
la corteza para hacer composta, y transforman los desperdicios
en astillas que sirven de materia prima para la fabricación
de papel.
La resina es otro rubro de importancia.
La planta procesadora, aunque trabaja las 24 horas del día
para obtener brea y aguarrás, que empacan y comercializan,
ni siquiera puede satisfacer la gran demanda de las fábricas
nacionales de jabones, pinturas, esmaltes, barnices, desinfectantes,
hules, etc. Los recolectores de resina son también buenos
vigilantes de los bosques, ya que avisan de cualquier anomalía
que se presente en las áreas de trabajo, como pueden ser
los incendios, las plagas o los cortes no planificados de árboles.
Los incendios se controlan a través de un programa de
vigilancia auxiliado por radio, y se combaten principalmente
con el sistema de contracandela.
La planta industrial de San Juan Nuevo
se basa en la organización comunal y en la reinversión
de utilidades. Su programa de manejo forestal se ha ido perfeccionando
hasta llegar a trabajar de manera eficiente. ¿Los resultados?
Una comunidad indígena en franco desarrollo económico
y social, preocupada por el cuidado de la naturaleza. De ello
habla uno de sus comuneros: "Por ahí preguntan que
si en Michoacán se han acabado el monte, que si son unos
rapamontes, y en otros sitios es cierto, pero aquí no,
usted puede mirar para los lados y ver nuestros pinares, de ellos
vivimos y por eso los cuidamos. A esto creo que le dicen ahorita
desarrollo
sustentable."
LOS FORESTALES SE UNEN EN BENEFICIO DE
LOS BOSQUES
En junio de 1993 se constituyó la
Unidad Nacional de Organizaciones de Forestería Comunal
(UNOFOC), que reúne a 54 importantes agrupaciones de la
esfera forestal, como la Unión de Ejidos y Comunidades
Forestales Emiliano Zapata de Durango, la Unión de Comunidades
y Ejidos Forestales de Oaxaca, la Sociedad de Productores Ejidales
Forestales de Quintana Roo y la Comunidad indígena de
Nuevo San Juan de Parangaricutiro de Michoacán. La Unión
Nacional se creó con la idea de fortalecer los procesos
de organización de las comunidades, así como para
buscar una alternativa que permitiera a estas organizaciones
trascender en la toma de decisiones del estado respecto al tema
forestal, contagiar la preocupación por la conservación
de los bosques y dar a conocer entre las organizaciones que la
conforman las experiencias positivas alcanzadas por algunas de
ellas.
La UNOFOC está representada en 20
estados de la República, con una participación
en el volumen total de la producción forestal nacional
de aproximadamente 40%.
Sobre esta explotación de los recursos
nos dice el ingeniero Rosendo A. Caro, asesor de la UNOFOC:
"Durante mucho tiempo el productor forestal fue un símbolo
de depredador de los bosques, nosotros queremos demostrar que
no tiene por qué ser así. Mediante un buen aprovechamiento
del recurso se garantizan, además de productos forestales
como la madera y la resina, la alimentación de los mantos
freáticos, la formación de suelos para la agricultura,
la calidad del ambiente, etcétera."
Nicolás Aguilar, Coordinador Regional
de Occidente de la UNOFOC también señala: "Nuestra
idea es hacer las cosas a fondo, luchar dentro de la organización
por el beneficio de los bosques. Y por eso uno de los requisitos
para pertenecer a la Unión es hacer un manejo de los bosques
de manera adecuada."
La preocupación de la UNOFOC por
la conservación de los bosques es un buen ejemplo de cómo
articular los intereses económicos con la realidad ecológica
del país.
ESPECIES DE PINOS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
(Perry, J.P, 1991)
P. culminicola
P. maximartinezii P. rzedowskii
P. pinceana
P. johannis
P. radiata (var. binata)
P. lagunae
P. jaliscana
P. Nelsoni
La comunidad indígena de Nuevo San
Juan ha ganado reconocimiento internacional por la manera de
explotar sus bosques. Se considera que en México existen
35 especies endémicas de pino. La resina de pino es uno
de los recursos forestales no maderables más importantes
de México.
FUENTES CONSULTADAS:
Aguilar, Nicolás, Comunicación
personal, Comunidad Indígena Nuevo San Juan Parangaricutiro,
1995.
Álvarez-Buylla Roces, E., comunicación
personal, Centro de Ecología UNAM, 1995.
Álvarez Icaza, Pedro, "Forestry
as a social enterprise", en Cultural Survival, vol. 1 número
1, primavera 1993.
Caro, Rosendo, Comunicación personal,
UNOFOC, 1995.
Chapela, Gonzalo, San Juan Nuevo. Apuesta
por el futuro, mecanuscrito, septiembre 1993.
Lemus León, Octaviano, asesor técnico
del programa agropecuario de la comunidad Nuevo San Juan Parangaricutiro,
comunicación personal, 1995.
Lemus León, Octaviano, Propuestas
para el mejoramiento de dos agroecosistemas tipo en la región
purépecha, Michoacán, Tesis de maestría,
1995.
Martínez, M. Los pinos mexicanos,
ediciones Botas, México, 1992.
Masera, O. et al., Carbon emisions and
secuestration in forests: case studies from seven developing
countries, Lawrence Berkeley Laboratory, Berkeley, 1992.
Perry, Jesse P., The pines of Mexico and
Central America, Timber Press, EUA, 1991.
Romahn de la Vega, C.F. Principales productos
forestales no maderables de México, Universidad Autónoma
Chapingo, 1992.
Segura, Gerardo. Comunicación personal,
1995.
Segura, Gerardo. "Métodos para
evaluar la sostenibilidad en el manejo de bosques: una perspectiva
de México", en V Simposio Bienal México-Estados
Unidos (Guadalajara, Jalisco, 17-20 de octubre de 1994). USDA,
Forest Service, General Technical Report RM-XXX (en prensa).
Styles, Briant T., "Genus Pinus Purview"
en Biological Diversity of Mexico: Origins and distributions.
Oxford University Press, 1993.
Subsecretaría Forestal y de Fauna
Silvestre, SARH, "Programa de fomento a la producción
de resina de pino", Informe, octubre 1994.
Subsecretaría Forestal y de Fauna
Silvestre, SARH. Inventario Nacional Forestal Periódico,
México, 1994, SARH, 1994.
UNOFOC, "Primer informe del estudio
competitividad internacional de la Unión Nacional de Organizaciones
de Forestería Comunal", 14 de abril de 1994. |
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